¿De qué se trata? Visibilizando otras finalidades de la trata de seres humanos
El fenómeno de la trata de seres humanos cada día gana más espacio en la agenda política y en el ámbito público, tanto a nivel español como supranacional. La sociedad civil y la población en su conjunto están más concienciadas sobre esta forma moderna de esclavitud, multiplicándose las iniciativas y los proyectos que intentan luchar contra los autores y proveer protección a sus víctimas.
Los avances en la sistematización de la recogida de datos estadísticos, la progresiva homogeneización en las definiciones y la construcción de nuevos marcos legales y planes de acción específicos han contribuido a proporcionar un mayor conocimiento sobre el fenómeno en todos los países, y a un mejor entendimiento acerca de sus elementos constitutivos y las tendencias más recientes que lo caracterizan. Así, la nueva información existente ha permitido el alejamiento de los tópicos y el imaginario existentes en torno a las víctimas de la trata y los principales sectores en que se realiza la explotación. Otras formas de trata han ido ganando protagonismo, y el número de varones afectados e identificados ha crecido.
En torno al fenómeno, sin embargo, sigue existiendo la tendencia a centrar el foco en la finalidad de explotación sexual, cuyo impacto desproporcionado es innegable, ya que sigue afectando al 54% de las víctimas identificadas a nivel mundial, 96% de las cuales son mujeres y niñas. Sin embargo, en la emersión de fenómenos que se desarrollan en ámbitos clandestinos y cuyas víctimas son mantenidas en condiciones de aislamiento e incomunicabilidad, resulta esencial garantizar un enfoque de acción integral e inclusivo, que garantice la protección de la víctima sin discriminaciones.
Este principio ha sido recientemente destacado por el informe realizado por la Comisión Europea sobre el impacto de género de la trata de seres humanos, en el que se recomienda que la actual perspectiva no termine infrestimando a las otras finalidades de explotación de la trata de personas. En particular, los autores destacan la necesidad de reconocer correctamente la dimensión de género prevista en la Directiva europea sobre la materia, que tiene relevancia en la manera en que hombres, mujeres y personas transexuales o transgénero viven la situación de trata, en el riesgo de sufrir explotación y hasta en la finalidad por las que las víctimas son tratadas.
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