La autoorganización de las trabajadoras sexuales contribuye a la lucha contra la trata
La Alianza Global contra la Trata de Mujeres (GAATW por sus siglas en inglés) nació en 1994. Mujeres migrantes, estudiantes y trabajadoras que vivían en Holanda se unieron para analizar sus distintas vivencias. Las interpelaba entender las realidades del proceso migratorio y el papel que sus diferentes situaciones de partida jugaban a la hora de convertirse en trabajadoras sexuales sin papeles o estudiantes con documentos. De ahí fue brotando la urgencia de vincular las cuestiones migratorias con la trata de personas. Y de ahí a la necesidad de constituirse como una alianza de ámbito internacional que pusiese el foco en los derechos de las mujeres y el apoyo a las organizaciones de lucha contra la trata. A la hora de decidir dónde abrir su sede, optaron por Bangkok. Muchas de ellas provenían de Tailandia y entre este país y Holanda prefirieron plantar las raíces en el Sur Global.
Chus Álvarez (Ávila, 1979) forma parte del equipo de GAATW y ha participado en una de los últimos estudios realizado por esta red, una investigación en siete países acerca de cómo la organización de las mujeres trabajadoras sexuales puede mejorar sus condiciones de vida y luchar contra la trata de personas. Los sietes países elegidos representan posiciones, estrategias y políticas dispares en el abordaje de la prostitución, desde la despenalización hasta la criminalización total.
CTXT aprovechó una visita de Álvarez a Madrid a principios de año para intentar profundizar en conceptos como la trata y el tráfico de personas y abordar las principales conclusiones del informe.
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