Guía para la Atención a Víctimas de Trata de Personas en Centros de Atención Residencial de Niñas, Niños y Adolescentes
La trata de personas debe ser entendida como un delito que atenta contra la libertad personal, la dignidad, y hasta la vida de la persona. Supone la explotación de un ser humano por otro con la finalidad de obtener un beneficio.
En el Perú ha crecido rápidamente, convirtiéndose en un problema de carácter nacional. Evidencia de ello es que solo durante el año 2014, se registraron 782 personas presuntas víctimas de trata, según el Obser- vatorio de Criminalidad del Ministerio Público, de las cuales el 79.7% fueron mujeres y 19.2% hombres. Esta cifra oficial, producto de las denuncias, y que sabemos solo refleja un pequeño porcentaje de lo que ocurre en el país, se elevó, sin embargo, en un 10% con relación al año 2013. Hasta ahora sigue siendo Lima el departa- mento con el más alto nivel de incidencia.
Según esta misma fuente, en el 2014, cerca del 45% de las víctimas fueron captadas mediante la oferta de un falso puesto de trabajo, forma de engaño que creció respecto al año anterior en 18%. Sin embargo, se reporta un 37.9% de casos en investigación por lo que esta cifra podría ser aún mayor. La explotación sexual sigue siendo la más frecuente, representando en el año 2014 el 35% de denuncias registradas frente al 7.8% de explotación laboral.
Preocupa que de acuerdo a los datos de la policía nacional del Sistema de Registro Estadístico del Delito de Trata de Personas y Afines (RETA) y del Ministerio Público, cerca del 58 % de las víctimas de trata de personas, se ubique en el rango de edad entre 0 y 17 años; es decir las personas consideradas niños/as por la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. Si este rango se amplía hasta los 24 años el porcentaje se eleva al 80%. En otras palabras, en el Perú las principales víctimas de trata de personas, son mayormente jóvenes, niñas, niños y adolescentes, que además se encuentran en condición de pobreza y vulnerabilidad.
Si bien la pobreza suele ser una causa primordial para que las personas caigan en la trata de personas, no explica por si sola esta situación, debiéndose de tener en cuenta otros factores de riesgo que sumados a esta condición, producen situación de vulnerabilidad en las niñas, niños y adolescentes víctimas de este flagelo.
Como lo señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a través de su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC),”Según el derecho internacional, la trata infantil es un delito y una violación de los derechos del niño. Se reduce a las víctimas a meros “bienes de consumo” que pueden ser comprados, vendidos, transportados y revendidos. Las niñas y niños víctimas de trata pueden acabar siendo explotados como criados domésticos, mendigos, peones agrícolas, en minas, obras de construcción, sweatshops o ser utilizados en actividades de connotación sexual”.
Como lo indica la Directriz N° 6 del documento “Principios y Directrices recomendados sobre los dere- chos humanos y la trata de personas” de las Naciones Unidas (NNUU) “no es posible romper el ciclo de la tra- ta de personas sin prestar atención a los derechos y las necesidades de las víctimas. Hay que dar asistencia y protección adecuadas a todas las víctimas de la trata de personas sin discriminación”.
En esa medida las NN.UU insta a que los Estados, organizaciones intergubernamentales y no guberna- mentales a aplicar medidas destinadas a prever la recuperación física, psicológica y social de las víctimas de la trata de personas mediante el suministro de alojamiento adecuado, asistencia médica, psicológica y ma- terial. Adicionalmente deben recibir asesoramiento e información, en particular con respecto a sus derechos jurídicos, oportunidades de empleo, educación y capacitación, y en un idioma que las víctimas de la trata de personas puedan comprender.
Esta guía busca orientar a los proveedores de servicios responsables del cuidado y protección de las niñas, niños y adolescentes que han sido sometidos a situaciones de reclusión, abuso y violencia cuando eran víctimas de trata de personas. La acción de los tratantes repercute directamente sobre los derechos fundamentales de las víctimas, atentando especialmente su dignidad, entendida como “aquella condición por la cual no puede considerarse a ninguna persona como medio, objeto, ni mercancía, ni cosa, al servicio de nada ni nadie; su condición esencialmente es libre y no esclavizable, no intercambiable”. Por ello es de gran importancia que en los CAR, la atención se de en el marco del reconocimiento y respeto de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
La intervención de los proveedores de atención debe poder mitigar aunque sea de forma parcial el impacto violento de la situación traumática vivida por las niñas, niños y adolescentes. Adicionalmente, es necesario que ante hechos tan graves, velen por que las víctimas puedan reintegrarse en su comunidad y establecer vínculos y redes adecuados, evitando que sean excluidos, o estigmatizados. En paralelo los pro- veedores de servicios deben tomar en cuenta que usualmente existen procesos legales que debieran permitir el acceso a la justicia de las víctimas y sancionar al tratante. Estos elementos se encuentran descritos en las distintas fases de la intervención que se incluyen en esta guía.
Para ello, no sólo se han revisado diversos documentos ya validados en otros países sobre estándares de calidad en la atención, sino que se ha sumado la experiencia del trabajo de los profesionales de los CAR, incorporando la información que se recogió en talleres de trabajo de cuatro CAR (costa sierra y selva), que atienden casos de trata de personas.
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en su condición de Ente Rector del Sistema Nacio- nal de Atención Integral al Niño y al Adolescente, a través del Programa Integral para el Bienestar Familiar y la Dirección de Investigación Tutelar, han atendidos durante el año 2015, a 187 niñas, niños y adolescentes afectados por la problemática de trata de personas, brindándoles atención integral y especializada.
Por su parte, las y los miembros del equipo de CHS Alternativo involucrados en la redacción de esta guía también volcaron su experiencia como profesionales de atención del Centro de Atención Legal y Psicosocial en el que ya se ha atendido a más de 200 casos en los últimos 4 años. Este trabajo ha permitido al equipo técnico intercambiar y recoger las vivencias y necesidades de las víctimas de trata de personas, así como de los profesionales de los CAR involucrados en la atención, observando la necesidad de contar con un documento que aporte algunos estándares de atención.
Ha sido gracias a la perseverancia y el apoyo de organizaciones comprometidas con los derechos de la infancia, como Tierra de Hombres Holanda, ICCO Cooperación (Organización intereclesiástica para la Coope- ración al Desarrollo), AIDS FONDS (Fundación Privada que opera en los Países Bajos y el ámbito internacional por un mundo sin SIDA), Save the Children y la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (ASDI), que se ha logrado culminar este esfuerzo conjunto.
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